Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2012
ELPRINCIPITO CAPITULO XVII Poco después el Principito encontró un animal desconocido. - Buenos días - dijo el zorro. - Buenos días - respondió cortésmente el Principito, y se dio vuelta pero no vio nada. - Estoy acá -dijo la voz-, debajo del manzano... - ¿Quién eres? - preguntó el Principito - Eres muy simpático. - Soy un zorro - contestó. - Ven a jugar conmigo - le propuso el Principito- ¡Estoy muy triste! - No puedo jugar contigo- le respondió el zorro- No estoy domesticado. - ¡Ah! Perdón - dijo el Principito. Pero después de reflexionar, agregó: - ¿Qué significa domesticado? - No eres de aquí- dijo el zorro - ¿Qué buscas? - Busco a los hombres - contestó el Principito- ¿Qué significa domesticar? - Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan, es muy molesto. También crían gallinas, es lo único buen que hacen... ¿Buscas gallinas? - No -respondió el Principito-, busco amigos. ¿Qué significa domesticar? - Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro- Significa &qu

Se hace coaching desde las heridas.

Imagen
"Amigo, cuéntame sobre tu dolor: hoy tengo deseos de escucharme". Nemer Ibn El Barud     A veces, en una conversación de coaching ontológico o en otros ámbitos donde nos ponemos en contacto con nosotros mismos, empezamos a descubrir nuestros dolores: nuestras tristezas, angustias, soledades, miedos, frustraciones, desilusiones, resentimiento... Esta experiencia es en sí misma dolorosa. Descubrir, contactar, expresar nuestras propias heridas internas... duele... y también libera.    Estamos habituados a evitar el dolor. Si apoyo la mano en una estufa caliente, el dolor hace que rápidamente retire mi mano, y gracias a ésto evito un daño mayor, puedo mantener mi integridad física. En lo psíquico o emocional muchas veces hacemos un movimiento similar: un movimiento que nos lleva a evitar, rechazar, calmar el dolor. Muchas veces huimos del dolor, lo negamos, lo ignoramos. Otras, en cambio, hacemos exactamente lo contrario: nos apegamos a él, lo cuidamos