TOUCHÉ, AMOR Y OLVIDO



Fuiste el laberinto en el que  gozosa me perdía por horas.  En tu cuerpo tórrido jugué a desenterrar ocultos tesoros y planté en cada espacio que creí conveniente, mi bandera con húmedos besos.  

La primera vez que me abriste tus puertas tuve miedo, pues supe, con la certeza de quien se enfrenta a su muerte, que una vez dentro ya no podría salir jamás.   Y así fue.  Incluso ahora, que tú me has expulsado, yo sigo dentro y lo mejor es que tú me sientes...  Ese es mi premio; ese tu castigo por creer que podrías jugar conmigo, por creer ilusamente que se puede llegar a mí, amarme y salir ileso. 

¡Sufre ahora!  

Me tienes clavada en cada fibra de tu ser, pero estoy lejos... ya no puedes tocar mi cuerpo, ya no puedes oír mi voz; en cambio yo, a cada paso que doy te oigo en un susurro, el perfume de tu cuerpo duerme en mi cama y siempre, siempre que te necesito, te encuentro en un cuerpo ajeno.  

Touché

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