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Mostrando entradas de enero, 2015

HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE. J. Bucay

“Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores. Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas. Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro: "Depresión" y la infaltable receta del antidepresivo de turno. Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE. Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando recib

PEDRO LEMEBEL. ARTISTA.

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Muere Pedro Lemebel.  Para mí significa un viaje interestelar a los recónditos sonidos de la marginalidad y el amor. Su poesía, su necesidad de darle voz a los espacios subalternos, la simpleza neobarroca con la que trataba a sus personajes. Simplemente, lamento no haberlo conocido personalmente. Hasta SIEMPRE Pedro! No soy Pasolini pidiendo explicaciones No soy Ginsberg expulsado de Cuba No soy un marica disfrazado de poeta No necesito disfraz Aquí está mi cara Hablo por mi diferencia Defiendo lo que soy Y no soy tan raro Me apesta la injusticia Y sospecho de esta cueca democrática Pero no me hable del proletariado Porque ser pobre y maricón es peor Hay que ser ácido para soportarlo Es darle un rodeo a los machitos de la esquina Es un padre que te odia Porque al hijo se le dobla la patita Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro Envejecidas de limpieza Acunándote de enfermo Por malas costumbres Por mala suerte Como la dictadura Peor que la d

CARTA A MIS HIJAS

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A finales de los años 80, Lieserl Einstein, hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por su padre a la Universidad Hebrea con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte. Hace poco debí leer cartas que Albert Einstein había dedicado a su hija Lieserl. Una de ellas conmovió mi ser y desde ese sentimiento sentí la necesidad de publicarla, en el convencimiento de que me representa vivazmente en mi concepción del amor y lo que siento día a día por mis hijas. La carta dice así: “Cuando propuse la teoría de la relatividad muy pocos me entendieron y lo que te revelaré ahora   para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido, aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación. Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora