HEMOS TOCADO FONDO
Queridos amigos y amigas:
Cada vez que se aproxima fin de
año, las personas comenzamos nuestro balance personal, lo que hemos ganado, lo
que hemos perdido; lo que hemos postergado, lo que hemos apurado, etc. Nos damos
cuenta cuando hemos estado exitosos y también cuando hemos tocado fondo.
Es el fondo el que me motiva a
escribir, porque siempre ha habido un menosprecio hacia él, un desdén y un
terror, pero pienso que existen otras distinciones para el suceso.
Cuando tocamos el fondo, solemos
pensar que no hay nada peor que eso, y por ello, deberíamos pensar que lo
próximo será mejor. Cuando estamos en el fondo nos volvemos ricos en emociones
y sensaciones que no nos gustan, pero que sin duda nos vuelven personas llenas
de sabiduría.
Cuando tocamos el fondo, tenemos
miedo a ser vulnerables, y sin embargo, algunas personas se acercan y nos extienden
su mano, de distintas formas.
Cuando estamos en el fondo, del
mismo modo que si estuviéramos en el fondo del mar, descubrimos un mundo que no
conocíamos, escuchamos nuestra propia voz diciéndonos cosas que nunca antes nos
habíamos dicho y sentimos cosas que nunca antes habíamos sentido.
En el fondo todo es distinto que
en la superficie. Aparecen nuestras necesidades más básicas a la luz, dejamos
de lado el enojo, la frustración y la culpa, y aparece la tristeza, el miedo y
la aceptación, y es en ese preciso lugar y momento donde realmente APRENDEMOS.
Cuando salgas del fondo y vuelvas
a la superficie, cuando vuelvas a sentir enojo, frustración, desprecio o culpa,
recuerda lo que aprendiste en el fondo. Siempre se puede bucear en aguas intermedias.
Recuerda cuáles son tus necesidades más profundas y recuerda a quienes te
tendieron una mano allá abajo. Tal vez sea hora de que se la tiendas a otros.
Recuerda también que el ser
humano no es tu ego, y que cuando nos alejamos de ese ego, somos más humanos, más
auténticos, y más bellos.
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