El amor y la demostración.


El estado ideal de una pareja no es el de aquellos primeros meses en que estaban enamorados, sino el de todo el tiempo en que se aman en el sentido cotidiano, verdadero.
Hay que entender que si bien la pasión de estar enamorado es maravillosa,en realidad amar no es menos maravilloso. Amar es fantástico porque si bien es verdad que no tiene la intensidad de las pasiones, tiene una profundidad de la que el estar enamorado adolece.
Es por esa profundidad que el amor es capaz de aportar estabilidad al vínculo pagando con la desaparición del embrujo y la fascinación. Porque se puede amar con los pies sobre la tierra, mientras que estando enamorado se vive en las nubes.
Uno de los temas que surgen cuando hablo de amar de verdad es la demostración. Siempre digo que demostrar quiere decir probar sin lugar a dudas que algo es verdad. Si yo tengo que demostrarte es porque parto de la idea que tú no me crees, de lo contrario no hay demostración necesaria.
Entonces, pregunto: ¿Por qué tendría que demostrar que te quiero? ¿Para probártelo?
¿Quién es el que duda y necesita pruebas?

Si eres tú la que no cree este es un problema tuyo, no un problema mío. ¿Por qué habría yo de demostrarte que te quiero?


Nadie “tiene que” demostrar nada.
Borremos de la frase el verbo demostrar, porque suena terrible.
Nadie te puede demostrar el amor, porque en la demostración le crees a lo que ves, al otro no le crees nada. Otro tanto pasa con la palabra mostrar, que presupone que no ves.
Si de vez en cuando me dices te quiero para mostrarme que me quieres, la verdad es que no me sirve, así que no lo hagas. Ahora, si tú me dices te quiero porque es lo que sientes, mas allá de demostrarme nada, por favor no dejes de hacerlo, porque quiero que sepas que me place escucharte. Y a pesar de mi placer nunca lo hagas en función de mí, hazlo en función tuya y de tu sentir o no lo hagas.
No sirven los actos de amor dirigidos a que el otro se entere de que lo quiero.
Hay gente que te manda flores todos los días y no te quiere nada. Y también hay gente que vive con otros que nunca han mostrado nada en toda su vida, y sin embargo se siente querida, gente que sabe que aunque el otro no haga las cosas que otros hacen, cuando lo mira a los ojos sabe.
Lo importante de toda relación interpersonal no es que yo te diga que te quiero, ni que te lo demuestre. Lo importante es si tú te sientes querido o no.

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