APRENDAMOS A AMAR.

Muchas veces, ante determinadas circunstancias nos preguntamos ¿cuáles son las actitudes necesarias para un amor consciente y sano? y, entre otras se pueden destacar las siguientes:
 
Relaciónate siempre desde la independencia interior, para que tu relación sea el encuentro de dos libertades y dos potencialidades para el crecimiento.

No te abandones al hábito, sigue la disciplina del automejoramiento y de permanecer en tu centro, para beneficio propio y ajeno; acepta las vicisitudes de la relación afectiva, no para desfallecer o desanimarte, sino para seguir aprendiendo y reeducándote.

Aprende a fluir libremente, sin bloqueos ni tensiones, con las personas queridas, sin necesidad de juzgar o sentirte juzgado. Evita relacionarte desde una imagen idelizada de ti mismo: muéstrate como eres, sin proyectar tus malestares interiores sobre los demás.

Trata de rectificar y corregir tus comportamientos dolorosos, para los demás y para ti, mediante la atención consciente y la ecuanimidad. Huye del distanciamiento emocional, la dependencia emocional y la hostilidad.

Derrocha ternura, todos la anhelamos.

Aprende que igual que tu tienes tus necesidades, todas las personas las tienen. Trata de entenderlas sin esperar recompensa, ni siquiera narcisista (el anhelado agradecimiento). Concilia tus intereses con los de la persona querida para caminar, en libertad y fecunda cooperación, hacia una comunicación plena.

Sírvete de la sinceridad, pero no de una franqueza descarnada e hiriente que trae después malos resultados. Di las cosas con cariño.

Aprende a conciliar, perdonar y sembrar concordia, evitando que las heridas cierren en falso o que se cree un equilibrio artificial y precario.

Por último recuerda siempre que somos humanos en aprendizaje constante y que, al fin y al cabo, todo es perfecto.

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