CARICIAS Y AMOR





Uno de los problemas más comunes que enfrenta nuestra cultura es la incapacidad de darle un significado preciso y relevante a las caricias. La sociedad sufre "hambre de piel" causada por el prejuicio y la trampa mental que todos tenemos a tocar y ser tocados; es decir, nos animamos a mirar y a hablar mucho pero no a tocar, como si el sentido del tacto hubiera caído en desuso.
 
Muchos hombres y mujeres asocian a las caricias con un acto que sí o sí es la antesala de una relación sexual, confundiendo afecto con sexo. De esta forma, al ser acariciados, pensamos exclusivamente en orgasmos o en cuerpos desnudos. Generalmente, las caricias son consideradas como técnicas indispensables para lograr la excitación del otro, pero se desconoce el poder real que encierran en sí mismas. 

Todos nosotros necesitamos ser acariciados, todo nuestro cuerpo físico y nuestra alma está necesitada de caricias. La ausencia de caricias termina lastimando nuestro yo, haciéndonos recurrir a estímulos o acciones que concluyen enfermando al ser humano aún más, como ser:

El que no fue acariciado tendrá un déficit afectivo y buscará satisfacerlo de distintas maneras, como ser:
Abrazan y asfixian. Se pegotean. Se aferran de tal manera que quitan el aliento.
Acarician agresivamente y al dar la mano la estrujan con fuerza.
Creen que todo contacto es sexual. Para ellos las caricias no existen y son sólo técnicas para manipular el
cuerpo de otro.

Aquellos que no fueron abrazados, no tienen la capacidad de abrazar, y desconocen los distintos tipos de caricias que podemos darnos y expresarnos, y que nos pueden ayudar a sanar. 

Nuestra piel es como un radar capaz de captar lo que surge del otro. A través del tacto sabemos, sentimos si nuestro compañero/a quiere estar con nosotros o no, si está excitado, aburrido o indiferente. Al comienzo de una relación aparecen las caricias que nos hacen sentir aceptados, queridos, pero con el paso del tiempo van menguando, y esa sensación de protección y de "alimento" que recibíamos a través de ellas se va perdiendo. Los hombres no hemos interpretado ni asimilado lo que es una caricia afectiva, y por eso, uno de los grandes problemas de muchas parejas es que han perdido la capacidad de acariciarse, de tener contacto.

A lo largo de la vida vamos teniendo distintos tipos de contacto: cuando acariciamos un perro, cuando nos chupamos los dedos, cuando nos secamos con la toalla después de la ducha, cuando nos ponemos crema. Si mantenemos esta capacidad de abrir nuestro cuerpo al otro y de aprender a ampliar nuestros sentidos, nuestra vida sexual será enriquecida grandemente.

b)         Caricia afectiva: la caricia afectiva significa "estamosjuntos en esto". Necesitamos establecer en nuestroshogares una atmósfera familiar donde las caricias fluyan naturalmente. Muchas personas se han privado de la caricia afectiva porque nunca la recibieron de sus padres; hay gente que cuando es saludada o besada, tiene en su cuerpo una sensación extraña ya que no está acostumbrada a ser tocada. Otra gente fue abusada en su infancia y no siente nada cuando es tocada o acariciada por su compañero; no siente porque su mente cae en la trampra de creer que un mimo es algo monstruoso. No siente placer pero tampoco siente dolor, y así entonces se evita el malestar no sintiendo nada.

Ken Blanchard, un líder muy importante, descubrió por qué los japoneses trabajan en equipo a nivel ejecutivo. Todos los asistentes que concurren a una charla empresarial, al finalizar la misma, deben tener un contacto físico entre sí durante no más de diez segundos. Ese roce es un símbolo que representa "yo estoy con vos en esto". A través del contacto se gana seguridad.

La gente acariciada vive más y feliz. La caricia es agradable, ahuyenta la soledad, aquieta los miedos, abre la puerta a los sentimientos y fortalece la autoestima.

c)   Caricia curativa: la licenciada Cavagn sostiene que cuando se toca corporalmente a otro con fines terapéuticos, se levantan emociones, se crean compromisos, se requiere presencia e inclusión en ese vínculo, entrega, respeto y consideración por el otro, como alguien valioso a quien se intenta comprender y ayudar.

James Lynch estudió a las víctimas de ataques cardíacos en una sala de cuidados intensivos y concluyó que a muchos de los pacientes se les normalizaba el pulso mientras la enfermera les tomaba la mano, pero este aminoraba rápidamente cuando ella se alejaba. También está comprobado que la tasa de mortalidad en adultos no casados es de dos a cinco veces superior a la de los casados, ya que estos son más acariciados.

Siempre que recibimos un abrazo nos sentimos mejor, y al pasar momentos difíciles sentimos alivio cuando alguien nos toma de la mano. Una caricia, una mano en el hombro, una palmada en la espalda pueden valer más que cinco millones de palabras porque fuimos hechos para ser abrazados.

Tomémonos un tiempo para conocer nuestro cuerpo, estemos en contacto con él y seamos sensibles a sus necesidades. Nuestro cuerpo entero se manifiesta, nuestro cuerpo habla y las caricias sanan.

Aprendamos a acariciar y a dejar que otros nos acaricien. Eliminemos la trampa mental de pensar "yo no necesito a nadie ni nada".


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