EL AMOR ES UNA DECISIÓN. 2ª PARTE


¿Qué son los sentimientos? La palabra sentimiento quiere decir literalmente algo que se siente. Los sentimientos son simplemente señales de que algo ocurre en nuestro cuerpo o en nuestra alma. Por ejemplo, si meto mi dedo en el fuego de una vela, este se quemará estimulando las ramificaciones nerviosas con las que cuenta y dando una señal de dolor a mi cerebro, es decir, la quemadura me causará un sentimiento de dolor. Si por otra parte por alguna razón tuviera una herida emocional en mi alma, mi alma responderá con un sentimiento de dolor emocional. Son sentimientos también el placer, la angustia, la satisfacción, el enojo y el enamoramiento.
La sensación de enamoramiento (mariposas en el estómago, cosquillas en el pecho, etc.) es un sentimiento que indica que mi subconsciente ha aprobado las cualidades morales y/o físicas de una persona, y que mi alma lo considera una buena opción como pareja.

¿Qué es una decisión? Es una elección consciente en un conjunto de alternativas distintas, por ejemplo, escoger lo bueno o lo malo, escoger entre lo frio y lo caliente, entre desatar una ira o refrenarla, dar o no dar, entre blanco, azul y rojo, etc.
Es importante hacer notar que una decisión es válida si y solo si la persona que decide la lleva a cabo a fin de cuentas. Hay muchas veces en nuestra vida en las que escogemos hacer algo, pero no lo llevamos a la práctica y por tanto no hemos tomado verdaderamente una decisión.

¿Qué es el amor? ¿Un sentimiento o una decisión? Es una decisión sin duda, nunca un sentimiento. El problema con la definición del amor es que a través de la poesía, las novelas y la misma sociedad se han sentado paradigmas erróneos sobre el amor. Hoy la mayoría de las personas confunden el amor con el sentimiento de enamoramiento de la pareja, y muchas veces se confunde también con las relaciones sexuales (de ahí la frase “hacer el amor”).
Sin embargo, el amor se define como a  =  sin   y  mor  = muerte, entonces amor es lo que no muere, lo que no depende de las circunstancias para poder sobrevivir.  Mientras más ame yo a una persona, más me importarán sus necesidades y  por tanto haré todo cuanto esté en mi alcance para ayudar a satisfacerlas sin importar como me sienta. Mientras más ame yo a alguien, me dolerá más cuando esa persona sea infeliz, y por eso haré todo cuanto esté en mi alcance para resolver sus problemas sin importar como me sienta.

Esto se hace más evidente cuando hablamos del amor que siente un padre por un hijo.  El padre invierte tiempo, esfuerzo y dinero para que su hijo sea un hombre de bien en un futuro, y esto sin ningún interés a cambio. Aun cuando se trate del peor hijo de este mundo, el padre, a pesar de su dolor, siempre seguirá amándolo. Un padre ama a su hijo no porque sea un buen hijo, sino simplemente porque es su hijo.
La relación de pareja es diferente en dos sentidos, en el de la atracción sexual, y en el de la igualdad entre ellos, no obstante los mismos principios aplican. Las parejas que se aman mucho una a la otra, harán todo lo posible porque su conyugue sea feliz, aun cuando los sentimientos sean contrarios, o cuando este tenga un mal comportamiento.
Me surge la siguiente duda, si el amor es decisión, ¿puedo elegir amar o no amar a alguien? Si, así es.  Si decides amar, amas, y si decides no amar, no amas. Pero, ¿Los sentimientos y las decisiones van siempre tomadas de la mano? No siempre, pero están a menudo relacionados. Una mala decisión provocará sentimientos negativos en mí. Meter mi mano en el fuego es una decisión, lo que provocará en mí una quemadura, y esta a su vez provocará el sentimiento de dolor. Si yo decido no perdonar me habré autoinfringido una herida emocional de rencor que a su vez provocará dolor en mi alma. Si por el contrario decido perdonar, habré sanado mi alma y podré sentir paz. En resumen las buenas decisiones causan sentimientos satisfactorios mientras que las malas decisiones causan sentimientos negativos.

¿Debemos, entonces, tomar decisiones basadas en los sentimientos? Los sentimientos siempre trataran de influir en nuestras decisiones, pero las decisiones basadas en los sentimientos son a menudo desastrosas. Hay quien el enojo lo ha transformado en asesino, y quien por desear los placeres ha terminado arruinado. El único patrón válido para tomar las decisiones es la sabiduría, la observación y el análisis. Los sentimientos solo deben ser tomados como referencia de que algo ocurre.

¿Qué consecuencia podemos acarrear por tomar malas decisiones? Una decisión, ya sea buena o mala, afectará el resto de mi vida. Constantemente nos creamos a nosotros mismos con nuestras decisiones. Estudiaré lo que decida estudiar, y conseguiré ser un profesional solo si decido terminar mi carrera, decidiré ser una buena o mala persona y al final aprovecharé o desperdiciaré mi vida, y todo eso son decisiones. Una mala decisión podría destruir nuestro futuro, y hasta nuestra eternidad.
El amor imperfecto también es amor.
 ¿Hasta qué punto debo yo soportar por amor a mi pareja? A tu pareja debes amarla con mucha intensidad, y nunca darle una importancia o una prioridad mayor a tus necesidades y deseos que los que le das a las de tu pareja, sin importar si tu pareja haga lo mismo o no. Pero aun para esto hay límites. “ama a tu prójimo como a ti mismo” implica que debes amarte tú mismo también, por lo que en casos especiales de abuso físico, psicológico o de contaminación sexual o de amenazas de muerte, tienes el derecho y el deber de proteger tu vida, a veces con una separación, o con el divorcio y hasta recurrir a la justicia.

¿ Y cuando alguien me causó mucho dolor? ¿Qué puedo hacer?  En cuanto al dolor, veamos los siguientes axiomas:
  • Si algo duele es porque ese algo ha sido dañado, herido o golpeado de alguna manera, ya sea en mi cuerpo o en mi corazón.
  • El dolor vuelve a nuestro corazón cada vez que recordamos el hecho, porque no solo recordamos lo sucedido sino también cómo nos sentimos esa vez.
  • El dolor también viene a nosotros cuando recordamos que la persona que nos hizo daño es alguien que amamos y que su conducta nos decepciona. El recordar la decepción y/o la traición también nos causa dolor.
  • Los dos últimos puntos enlistados tienen algo en común, el recuerdo. Recordar las situaciones negativas, las traiciones y las decepciones equivale a volver a abrir la herida para no dejarla sanar.
  • Si el recuerdo es lo que nos lastima, entonces olvidar es lo que sana.
  • Perdonar es olvidar la ofensa, la decepción y la traición; es “dejar pasar eso y echarlo a un lado” y seguir la relación con la persona como si nada hubiera pasado.
Es natural sentir algún dolor cuando alguien nos hace daño, pero no es natural seguir sintiendo dolor por mucho más tiempo. Cuando el dolor permanece es porque la herida está aún abierta, pero las heridas solo pueden ser sanadas a través del perdón.
Las personas no quieren perdonar porque para ellos significa “rebajarse”, “humillarse” y porque “él no merece que yo lo perdone”. Pero ¿Qué mayor humillación que permitir que lo que esa persona nos hizo ayer continúe lastimándonos hoy? ¿No estoy mostrando debilidad con mi dolor? Tal vez la persona que nos hiere no merezca ser perdonada, pero nosotros si merecemos perdonar.
¿Qué acciones mías o de mi pareja pueden matar los sentimientos que en un inicio nos llevaron a estar juntos? La mayoría de los casos es el dejar de tratarse como cuando eran novios, es decir, dejar de salir juntos, dejar de hacerse regalos, dejar de vestirse el uno para el otro, etc. También el dejar de comunicarse mata el sentimiento. El comunicarse no solo sirve para dar a conocer situaciones en el matrimonio, sino que crea entre los cónyuges una conexión de amistad que es esencial.

Por último, otra cosa que daña el sentimiento es la falta de perdón. Si mi pareja me hiere y yo no puedo perdonarla, dejaré de verla como mi alma gemela y comenzaré a verla como mi verdugo.

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