GOTAS DE ATARDECER

La lluvia ha dejado de caer y por los cristales enmohecidos de brumas escucho tu caminar. Sé que son tus pasos. El cuarto oscuro se enciende de luces clandestinas, como claveles sorprendidos en actos de primavera. Suelto tu pelo al viento quieto que no viene de ningún lugar. Te acercas y te vas, arrancas en un acto de cielos y ángeles pequeños, que coronan tus pechos sin despertar, y en un naufragio de mañanas, tardes y noches sin dueños, me amarro a un sueño de niños en tu cintura plateada de peces. Mi niña, te vas con las últimas gotas del atardecer, ya no escucho tu trinar, ya no escucho tu suave caminar. El cuarto oscuro cayó de un golpe de luces y de un beso agudo sin afinar, sin notas, sin un despertar.